La soberanía alimentaria hace referencia a la capacidad de disponer alimentos para poder cubrir las necesidades de una región o país. Existen varias regiones donde aparentemente tienen la plena seguridad de cubrir con la cantidad necesaria de alimentos pero también por cambios que no están previstos como el clima o condiciones adversas a la producción, se ve afectada la misma y por consiguiente una escasez generando una hambruna.
Los medios para llegar a una aceptable situación que mejore las condiciones de vida en el campo y garantice la soberanía alimentaria de la población, especialmente de la población campesina de nuestros espacios rurales, reconociendo explícitamente que existen varios otros aspectos que complementan las políticas y los programas de desarrollo rural, quiero exponer tres que considero esenciales.
Como primer aspecto con impacto decisivo sobre la capacidad de generar el derecho a obtener ingresos dignos que garanticen la soberanía alimentaria en el medio rural es la generación masiva de trabajo. Dado que la gran mayoría de la población rural está desempleada y que la agricultura empresarial de gran capital no puede absorberla, visto además que existen grandes áreas incultas y deficientemente cultivadas, una manera directa de generar empleo es permitiendo el acceso a la tierra a las familias campesinas
El segundo aspecto, necesario complemento del anterior, tiene relación con la capacidad productiva de la tierra en manos de la familia campesina. Es bien conocido que la agricultura campesina tiene como característica negativa generalizada la baja productividad. Las parcelas de campesinos pobres, se dice, son ineficientes con producciones que están muy por debajo de la agricultura moderna empresaria.
El tercer aspecto importante a considerar tiene relación con la comercialización agrícola y los mercados. Encontramos que en nuestros países una gran parte de la producción de los pequeños productores rurales se pierde por mal manejo post cosecha; según Marc Dufumier6, esta pérdida llega a promediar hasta un cuarenta por ciento de la producción en perecederos y al dieciséis por ciento en granos. En gran parte esto se debe a la mala organización de las cadenas agroalimentarias que afectan a la producción campesina.
Bibliografía
Espinel, R. (2010). Ruralidad y soberanía alimentaria en América Latina y el Caribe.